Muchas de las exigencias autoimpuestas, los mensajes autocríticos y los incontables “debería” son consecuencia del rol que desempeñas en tu familia.
Quizá te identificas…
- Aprendiste a mantenerte al margen para no causar problemas
- Eres una persona complaciente que sabe cómo cuidar a los demás
- Ayudabas a gestionar momentos difíciles
- Ejerciste el rol de padre/madre en la familia
- Fuiste el apoyo emocional de la persona adulta
- Sentías más complicidad con personas mayores que tú que con los de tu edad
Tu gestión emocional se valora positivamente pero, a veces, significa reprimir tus necesidades para no desequilibrar el sistema familiar.
La terapia individual y/o familiar ayuda a poner en perspectiva la historia familiar y, lo más importante, permitirte ser vulnerable para gestionar tu pasado, presente y futuro de manera adaptativa.
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